Supongo que ya conocen la técnica del patchwork sin aguja, llamada también patchwork embutido.
Según he leído, es una técnica japonesa conocida como "kinusayga", y una manualidad perfecta para darle uso a los sobrantes de tela y transformarlos en cajas decorativas, cuadros, portalápices y otros objetos u adornos.
Yo la había practicado en bolas de porexpam para la decoración navideña, tal como pueden comprobar pinchando AQUÍ, pero ahora la he hecho en un panel de cartón pluma con la idea de realizar un cuadro.
Busqué en Pinterest modelos para hacer teniendo en cuenta que no tuvieran mucha complicación, claro, y al final me decidí por el diseño de una menina.
No sabía cómo poner el fondo, así que le pedí ayuda a mi hijo, que me dibujó una perspectiva para el suelo y las paredes, y me aconsejó los colores, aunque no le gustaban las telas que había usado para el traje de la menina, pero eso ya no lo iba a cambiar...
La verdad es que a medida que añadía los trocitos de telas, iba tomando forma el cuadro y el resultado final me gustó más de lo que yo pensaba.
Miren el detalle del pañuelito que en esta imagen se aprecia mejor.
Lo llevé a enmarcar para colocarlo en mi cuarto de costura, cerca de la vidriera que ya les había enseñado y aquí están los dos colocaditos encima de mi querida máquina de coser.
Las animo a practicar esta técnica, ya que es bastante entretenida y no es difícil, aunque he visto algunos cuadros que son verdaderas obras de arte, pero para eso supongo que hará falta mucha práctica.
Según he leído, es una técnica japonesa conocida como "kinusayga", y una manualidad perfecta para darle uso a los sobrantes de tela y transformarlos en cajas decorativas, cuadros, portalápices y otros objetos u adornos.
Yo la había practicado en bolas de porexpam para la decoración navideña, tal como pueden comprobar pinchando AQUÍ, pero ahora la he hecho en un panel de cartón pluma con la idea de realizar un cuadro.
Busqué en Pinterest modelos para hacer teniendo en cuenta que no tuvieran mucha complicación, claro, y al final me decidí por el diseño de una menina.
No sabía cómo poner el fondo, así que le pedí ayuda a mi hijo, que me dibujó una perspectiva para el suelo y las paredes, y me aconsejó los colores, aunque no le gustaban las telas que había usado para el traje de la menina, pero eso ya no lo iba a cambiar...
La verdad es que a medida que añadía los trocitos de telas, iba tomando forma el cuadro y el resultado final me gustó más de lo que yo pensaba.
Miren el detalle del pañuelito que en esta imagen se aprecia mejor.
Lo llevé a enmarcar para colocarlo en mi cuarto de costura, cerca de la vidriera que ya les había enseñado y aquí están los dos colocaditos encima de mi querida máquina de coser.
Las animo a practicar esta técnica, ya que es bastante entretenida y no es difícil, aunque he visto algunos cuadros que son verdaderas obras de arte, pero para eso supongo que hará falta mucha práctica.